Comunicación

COMUNICACIÓN (argumentos de las obras)

Fuente Ovejuna
La historia de Fuente Ovejuna empieza con la llegada del Comendador al pueblo para conseguir que el Maestre Girón, un joven, Maestre de la orden de Calatrava, se una al bando de Juana la Beltraneja en la Guerra Civil que tenía lugar contra los Reyes Católicos. Mientras el Maestre tomaba Ciudad Real, en el pequeño pueblo de Fuente Ovejuna Lucrecia empezaba a corresponder los sentimientos de Frondoso, aunque hasta ese momento no había creído fielmente en el amor y así lo había manifestado en varias ocasiones. Un día, estando los dos en el bosque, apareció el Comendador e intentó abusar de Lucrecia, pero con un valeroso acto de Frondoso, no lo consiguió.
Surgieron problemas en Ciudad Real, por la cual cosa el Comendador tuvo que abandonar Fuente Ovejuna para irse al frente de su bando militar.
Triunfó el amor y Fuente Ovejuna asistió a la boda de Frondoso y Lucrecia, quien después de ver la valentía de su amado, estaba ya enamorada de él. La celebración, sin embargo, no terminó felizmente, ya que el Comendador se presentó inesperadamente a la boda y se llevó a Lucrecia, de la que abusó, y a Frondoso, al que encerró en prisión por haberle ofendido con una ballesta, el día del encuentro en el bosque.
Mientras los hombres del pueblo, entre los que estaba el alcalde, padre de Lucrecia, discutían sobre lo sucedido, apareció Lucrecia, quien realmente enojada por lo ocurrido y decepcionada con su padre, por no haber hecho nada para impedirlo, establece que hay que tomar venganza y matar al Comendador. Por eso, se reúnen los hombres y van a la Encomienda, donde descansa el Comendador. Lucrecia, por su parte, reúne a sus amigas Pascuala y Jacinta, y otras mujeres, para unirse al resto y conseguir acabar con los malos tratos que el pueblo ha recibido por parte del Comendador y de su gente. Justo cuando los tiranos decidían qué hacer con la vida de Frondoso, los muchachos asaltan la estancia y después de una dura pelea, mata al Comendador. Flores, mano derecha del Comendador (sobretodo en los asuntos amorosos), herido gravemente, pide a los Reyes Católicos que tomen una decisión sobre el crimen sucedido, del que también se ha enterado el Maestre, quien pide explicaciones por lo sucedido, sin obtener respuesta a cambio. Por eso, envían un juez al pueblo que vuelve a la Corte con un culpable: Fuente Ovejuna. El pueblo entero, guiado por el alcalde, decidió encubrir los asesinos del Comendador y autoculparse en nombre del pueblo respondiendo a la pregunta de quién mató al Comendador: “Fuente Ovejuna, lo hizo”. Con este resultado solidario, en el que incluso participaron niños y ancianos, los Reyes no tuvieron más remedio que perdonar el crimen, en vez de matarlos a todos. Por su parte, el Maestre, se disculpó a los reyes por no haber luchado en su bando, y haberse dejado engañar por el Comendador.
Lope de Vega
El burlador de Sevilla y convidado de piedra
Un joven noble español llamado Don Juan Tenorio seduce en Nápoles a la duquesa Isabela haciéndose pasar por su novio, el duque Octavio, lo que ella descubre al querer alumbrarle con el farol. Tras esto, en la huida va a parar a la habitación del Rey, quien encarga al guardia Don Pedro Tenorio (pariente del protagonista) que atrape al hombre que ha deshonrado a la joven. Al entrar Don Pedro en la habitación y descubrir que el burlador es su sobrino, decide escucharle y ayudarle a escapar, alegando más tarde que no pudo alcanzarlo debido a su agilidad al saltar desde la habitación a los jardines.
Tras esto, Don Juan viaja a España y naufraga en la costa de Tarragona; Catalinón (su criado) consigue llevarlo hasta la orilla, donde les aguarda la pescadora Tisbea, que ha oído su grito de socorro. Tisbea manda a Catalinón a buscar a los pescadores a un lugar no muy lejano y en el tiempo que están ellos solos Don Juan la seduce y esa misma noche la goza en su cabaña, de la que más tarde huirá con las dos yeguas que Tisbea había criado.
Cuando Don Juan y Catalinón regresan a Sevilla, el escándalo de Nápoles llega a oídos del rey Alfonso XI, quien busca solucionarlo comprometiéndolo con Isabela (el padre de Don Juan trabaja para el rey). Mientras, Don Juan se encuentra con su conocido, el Marqués de la Mota, el cual le habla sobre su amada, doña Ana de Ulloa, tras hablar de burlas, “ranas” y mujeres en todos los aspectos; y como el Marqués de la Mota dice de Ana que es la más bella sevillana llegada desde Lisboa, Don Juan tiene la imperiosa necesidad de gozarla y, afortunadamente para él, recibe la carta destinada al Marqués, al que luego informará de la cita pero con un retraso de una hora para así él gozar a Ana. Por la noticia de la carta de Ana de Ulloa, Mota le ofrece una burla a Don Juan, para lo cual éste ha de llevar la capa del Marqués, que se la presta sin saber que la burla no iba a ser la estipulada, sino la deshonra de Ana al estilo de la de Isabela.
Don Juan consigue engañar a la dama, pero es descubierto por el padre de esta, Don Gonzalo de Ulloa, con quien se enfrenta en un combate en el que Don Gonzalo muere. Entonces Don Juan huye en dirección a Lebrija.
Mientras se encuentra lejos de Sevilla, lleva a cabo otra burla, interponiéndose en el matrimonio de dos plebeyos, Aminta y Batricio, a los que engaña hábilmente: en la noche de bodas, Don Juan llega a parecer interesado en un casamiento con Aminta, quien lo cree y se deja poseer.
Don Juan vuelve a Sevilla, donde se topa con la tumba de Don Gonzalo y se burla del difunto, invitándole a cenar. Sin embargo, la estatua de éste llega a la cita ("el convidado de piedra") cuando realmente nadie esperaba que un muerto fuera a hacer cosa semejante. Luego, el mismo Don Gonzalo convida a Don Juan y a su lacayo Catalinón a cenar a su capilla, y Don Juan acepta la invitación acudiendo al día siguiente. Allí, la estatua de Don Gonzalo de Ulloa se venga arrastrándolo a los infiernos sin darle tiempo para el perdón de los pecados de su “Tan largo me lo fiais”, famosa frase del Burlador que significa que la muerte y el castigo de Dios están muy lejanos y que por el momento no le preocupa la salvación de su alma.
Tras esto se recupera la honra de todas aquellas mujeres que habían sido deshonradas, y puesto que no hay causa de deshonra, todas ellas pueden casarse con sus pretendientes.
Tirso de Molina
LA VIDA ES SUEÑO
Esta historia trata sobre un rey llamado Basilio. Este rey iba a tener un hijo. Pero cuando lo tuvo un hado le auguro que ese hijo iba a traer el desastre al reino. En efecto, nada más nacer la madre muere, y el rey, asustado manda a Segismundo (así se llama el hijo) a una torre escondida entre montañas donde nadie supiera que él está. Sólo Clotaldo, su ayo, conoce de su paradero. En esa torre la cautividad de Segismundo, le hace reflexionar sobre las acciones cometidas.
Habiéndose quedado Basilio sin descendientes varones, decide hacer un pacto de matrimonio entre la infanta Estrella (de su corte) y Astolfo, duque de Moscovia, para que de esta forma, alguien pudiera subir al trono.
Pero Basilio reflexiona sobre Segismundo y decide devolverlo a palacio para ver lo que sucede y este se muestra violento y desconsiderado con nobles, damas, criados, e incluso con su padre, el cual le narcotiza y devuelve a la torre donde Clotaldo le convence de que todo lo sucedido había sido un sueño. Segismundo llega a conclusiones sobre la vida y los sueños.
La acción de Basilio hace que el Pueblo y los soldados descubran a Segismundo y le apoyen y van a rescatarlo a la torre. Cuando llega donde el rey, este se pone a sus pies y Segismundo es piadoso con él. Decide actuar bien ya que si es un sueño, más tarde tendrá remordimientos. Llega a la conclusión de que nunca sabrá si lo que está viviendo es sueño o realidad
Pedro Calderón de la Barca
trabajado por: Maria Alejandra  Alejandro Pomacaja

El sí de las niñas


ntroducción a El sí de las niñasLeandro Fernández de Moratín escribió la comedia dramática El sí de las niñas en la España de comienzos delsiglo XIX. Tras la oleada cultural que supuso la Ilustración, el Enciclopedismo y la filosofía racionalista, el movimiento neoclásico (con raíces en el pensamiento grecolatino e influencia filosófica renacentista) está en pleno auge.

España está a punto de sufrir uno de los acontecimientos claves de su historia: el final del reinado de Carlos IV y la invasión de los franceses. Napoleón Bonaparte campea en esas fechas por Europa.

El sí de las niñas se representó por primera vez en el teatro de la Cruz el día 24 de enero de 1806 y supuso un éxito inmediato de público, de manera que sólo se suspendió su representación una vez que llegó el tiempo deCuaresma durante el cuál, como era tradición se cerraban los espectáculos teatrales. Tal éxito llamó la atención de la Inquisición y el reestreno de la obra, en 1834 se produjo con algunas enmiendas de censura.

El sí de las niñas es la primera obra de la literatura española que afronta el tema de los matrimonios de conveniencia y de la sumisión de los hijos a la autoridad de sus padres en lo que a decisiones sobre uniones conyugales concernía. El género preferido de Moratín era la comedia, por representar mejor al género humano, con todos sus defectos y con todas sus virtudes. El autor pensaba igualmente que el teatro debía ser paradivertir y también para instruir moralmente al público, por lo que en sus obras siempre puede encontrarse detalles de lo que se ha dado en llamar "función pedagógica"'.HECHO POR BRENDA GARCIA LOPEZ.

LITERATURA CASTELLANA EN EL SIGLO XVIII
NEOCLASICISMO
1. CONTEXTO HISTÓRICO, SOCIAL Y CULTURAL
El siglo XVIII empezó con la Guerra de Sucesión, que acabó con los tratados de Utrecht y Rastatt en 1714. Felipe V, de la dinastía borbónica, se proclamó rey de España y trajo consigo una política ilustrada absolutista. Durante el siglo se potenció la industria nacional y el comercio, se favoreció el desarrollo científico, las obras públicas y la enseñanza. Se centralizó y reorganizó la Hacienda Pública, se mejoró el ejército y las comunicaciones y se intentó someter a la Iglesia y la nobleza. También se originó una revolución demográfica y agrícola, pero los grupos populares estaban descontentos por la crisis financiera, los gastos de la corte y las guerras. Se mantuvo la estructura estamental de la sociedad, sin embargo la burguesía alcanzó una posición económica muy destacada, aunque todavía no podía acceder a altos cargos gubernamentales o militares.
2. CARACTERISTICAS GENERALES SOBRE LA LITERATURA
En el Neoclasicismo se considera a los escritores griegos y latinos modelos a imitar, por lo que se retorna a la sencillez y la serenidad de los clásicos grecolatinos.
Se da preferencia a la razón y lo verosímil frente a los sentimientos y se imponen reglas, como por ejemplo que los personajes permanezcan inconmovibles y se comporten de la misma manera de principio a fin en una obra. Se rechaza lo imaginativo o fantástico. La norma y el orden se hacen indispensables para la creación literaria, que tiene un marcado carácter crítico, didáctico y moralizador. Los principales recursos son la imitación, la simetría, la frialdad y la rigidez. Se usa un lenguaje culto, limpio, con metáforas y figuras retóricas, siempre y cuando estén ya presentes en la literatura clásica.
3. CARACTERISTICAS DE LA NARRATIVA
Durante la primera mitad del siglo se produce la reacción contra el Barroco y se adoptan ideas del movimiento francés. La producción literaria es escasa y predomina la prosa en forma de crítica y ensayo. El ensayo, que consiste en la defensa de un punto de vista personal y subjetivo sobre un tema, presenta diversas formas (técnica epistolar, autobiografía, libro de viajes) y es el género predilecto para difundir los principios de la ilustración. Destacaremos los siguientes autores de la época y sus obras más importantes:
4. CARACTERISTICAS DEL TEATRO
Fue visto como otro medio para educar y se rige por la regla de origen aristotélico de las tres unidades: unidad de tiempo (veinticuatro horas), unidad de acción (una solamente) y unidad de espacio (un único lugar). Se pretendía evitar la distracción del espectador. En el teatro neoclásico se acostumbra a mezclar lo trágico y lo cómico.
Nota: aunque los autores aparecen clasificados en narrativa, lírica o dramática, según el campo en el que más destacaron, hay que mencionar que la mayoría de ellos cultivó los tres géneros en mayor o menor medida.
Trabajado por: francys k tito chero
REPRESENTANTES DEL NEOCLASISISMO

Leandro Fernández de Moratín

Leandro Fernández de Moratín
Leandro Fernández de Moratín.jpg
Leandro Fernández de Moratín, retratado en 1799 por Goya.
Nombre completoLeandro Fernández de Moratín
Nacimiento10 de marzo de 1760
Madrid
, España
Defunción2 de junio de 1828, 68 años
París
, Francia
SeudónimoInarco Celenio
Ocupaciónpoeta, dramaturgo, ensayista, prosista, traductor.
Nacionalidadespañola
Lengua de producción literariaespañol
Génerodramático, lírico, prosa didáctica (libros de viajes, ensayos, tratados humanísticos).
Leandro Fernández de Moratín (Madrid, 10 de marzo de 1760 - París, 2 de junio de 1828) fue un dramaturgo y poeta español, el más relevante autor de teatro del siglo XVIII español.

Biografía

Nació en Madrid en 1760, de noble familia asturiana. Su padre era el poeta, dramaturgo y abogado Nicolás Fernández de Moratín y su madre Isidora Cabo Conde. Se crio en un ambiente donde eran frecuentes las discusiones literarias, pues su padre Nicolás fue un hombre dedicado a las letras. A los cuatro años, enfermó de viruela, lo que afectó su carácter, volviéndolo tímido. No cursó estudios universitarios porque su padre estaba en contra, y comenzó a trabajar como oficial en una joyería.
A los diecinueve años, en 1779, ya había conseguido el accésit de poesía al concurso público convocado por la Academia. En 1782 ganaría el segundo premio con su Lección poética. En 1787, y gracias a la amistad de Jovellanos, emprende un viaje a París en calidad de secretario del conde de Cabarrús, entonces encargado de una misión a París. La experiencia fue muy provechosa para el joven escritor. Vuelto a Madrid, obtiene su primer gran éxito con la publicación de la sátira La derrota de los pedantes. El Conde de Floridablanca le hace entonces la merced de un beneficio de trescientos ducados, y Moratín se ordena de primera tonsura, requisito indispensable para poder disfrutar del beneficio. A poco de llegar Godoy al poder logró la protección del favorito, que le ayudó a estrenar sus comedias y aumentó sus ingresos con otras sinecuras eclesiásticas.
Durante cinco años viajó por Europa, regresando a Madrid en 1797 para ocupar el cargo de secretario de Interpretación de Lenguas, que le permitió vivir sin apuros económicos.
En 1808, a la caída de Godoy, tomó partido por los franceses y llegó a ser nombrado bibliotecario mayor de la Real Biblioteca por el rey José Bonaparte. A partir de entonces fue tachado de "afrancesado", por lo que hubo de refugiarse en Valencia, Peñíscola y Barcelona al producirse el cambio político.
Leandro Fernández de Moratín fue un hombre de teatro en el sentido amplio de la palabra. A su condición de autor teatral hay que añadirle otros aspectos menos conocidos, pero que fueron tan importantes para él como éste y le ocuparon a veces más tiempo, esfuerzo y dedicación que sus propias obras. Fue Moratín uno de los fundadores de la historiografía teatral española. Sus Orígenes del teatro español, obra que dejó inédita y que fue publicada en 1830-1831 por la Real Academia de la Historia, es uno de los primeros estudios serios y documentados del teatro español anterior a Lope de Vega. Es también de gran interés el «Prólogo» a la edición parisina de sus obras en 1825, en donde resume, desde una perspectiva clasicista la historia del teatro español del siglo XVIII. Moratín fue también un activo impulsor de la reforma teatral de su tiempo. Relacionado con los círculos del poder que estaban interesados en esta reforma y heredero de las ideas de su padre, no dejó de promover una renovación de toda la estructura teatral vigente en la España de su época. La comedia nueva es uno de los hitos de esta campaña de reforma emprendida por los intelectuales que se movían alrededor del gobierno desde mediados del siglo cuando proponían reformas Ignacio de Luzán, Agustin de Montiano y Luyando, Blas Nasarre y Luis José Velázquez. Murió en París en junio del año 1828.

Obra dramática

Es el más importante autor dramático de la escuela neoclásica española. Sus máximas son: el teatro como deleite e instrucción moral (escuela de buenas costumbres) y una acción que imite de modo verosímil la realidad. De ahí nace el apego a las reglas dramáticas en todas sus facetas, especialmente la regla de las tres unidades: la de unidad de acción, de lugar y tiempo.
La separación de géneros la realizó con tal precisión, que no llegó a escribir tragedias, pese a ser un género muy en boga en el Neoclasicismo europeo. Su carácter le llevó a la comedia, género que define diciendo: «pinta a los hombres como son, imita las costumbres nacionales existentes, los vicios y errores comunes, los incidentes de la vida doméstica; y de estos acaecimientos, de esos privados intereses, forma una fábula verosímil, instructiva y agradable».

Teoría de la comedia

La exposición más extensa y detallada de sus ideas sobre la comedia se encuentra en el 'Prólogo' que compuso para acompañar la edición definitiva de sus obras publicada en París en 1825. Hablando de sí mismo en tercera persona, el dramaturgo proporciona, entre otras muchas doctrinas sobre el teatro, su definición del género cómico: «imitación en diálogo (escrito en prosa o en verso) de un suceso ocurrido en un lugar y en pocas horas entre personas particulares, por medio del cual […] resultan puestos en ridículo los vicios y errores comunes en la sociedad, y recomendadas por consiguiente la verdad y la virtud».

El viejo y la niña

La primera comedia escrita por don Leandro fue estrenada el 22 de mayo de 1790, pero su génesis y redacción se remontan a varios años antes, quizás a 1783. El propósito del autor (condenar una unión que no debía haberse efectuado, no sólo por la desigualdad en la edad de los cónyuges, sino sobre todo por el interés y el engaño con que fue concertada) queda bien manifiesto desde el primer momento.

La comedia nueva

Artículo principal: La comedia nueva
La compañía de Eusebio Ribera estrenó el 7 de febrero de 1792 en el Teatro del Príncipe La comedia nueva, acompañada de un fin de fiesta de Ramón de la Cruz, El muñuelo. La comedia se mantuvo en cartel siete días con una entrada muy aceptable,y se repuso a menudo durante los años siguientes. La comedia estaba terminada en diciembre de 1791.
Se trata de una obra maestra de la sátira teatral. El asunto es el estreno de una «comedia nueva», El gran cerco de Viena, escrita por el ingenuo e inexperto en la escritura dramática don Eleuterio Crispín de Andorra. El apelativo de «comedia nueva» se daba, como es lógico, a una obra que se publicaba o representaba por primera vez, en oposición a las «antiguas», esto es, las del Siglo de Oro; y las de repertorio, estrenadas en fecha anterior. En el café donde se desarrolla la acción se produce una animada discusión entre partidarios y detractores de la comedia, que representa el tipo de teatro que triunfaba entonces en los escenarios madrileños. Así consigue Moratín, mediante un artificio metateatral, dar idea de los absurdos y despropósitos del teatro de su tiempo.
Ya en sus comentarios a La comedia nueva se ocupó el mismo Moratín de documentar minuciosamente todas y cada una de las particularidades de la comedia heroica de don Eleuterio, desde el mismo título, remedo de tantas comedias que narraban cercos y tomas de ciudades, hasta las escenas de falsos diálogos en forma de soliloquios simultáneos, pasando por las descripciones de hambres pavorosas, de las que cita significativos ejemplos de La destrucción de Sagunto (1787), de Gaspar Zavala y Zamora, y El sitio de Calés (1790) de Luciano Francisco Comella.
El primer elemento que llama la atención es que la obra está escrita en prosa. Era esta una forma de escribir teatro poco común en la década de 1790. Dramas como El delincuente honrado de Jovellanos son prácticamente los únicos en prosa escritos hasta entonces.
Los cafés eran una de las novedades de la España del siglo XVIII, como lo habían sido en el resto de Europa. Esta moda encontró su reflejo en el teatro: Carlo Goldoni había escrito una comedia titulada La bottega del caffè, conocida sin duda por Moratín, pues en La comedia nueva se utiliza alguna situación de la obra goldoniana, como es el reloj parado del pedante.
La comedia es de una factura técnica perfecta, un ejemplo de ajuste a las normas neoclásicas. Las unidades se siguen de forma rigurosa. La sala del café es el único espacio donde sucede toda la acción. La unidad de tiempo es tan perfecta que es una de las pocas obras en donde se cumple el ideal de que la representación dure exactamente lo mismo que la acción dramática.

El barón

Artículo principal: El barón
En 1787 Moratín había recibido un encargo que no podía menos que cumplir. La condesa de Benavente, doña Faustina, le encargó escribir una zarzuela. Haciendo de tripas corazón, escribió El barón, zarzuela en dos actos que envió a la condesa. Con gran alegría de Moratín, no se llegó a representar nunca, pero corrió manuscrita y durante el viaje a Italia se hizo una adaptación sin permiso del autor que, con música de José Lidón, llegó a los escenarios. Moratín recuperó la obra y decidió convertirla en comedia. Así lo hizo. La obra se estrenó, allá por el año 1803 en el Teatro de la Cruz

La mojigata

También de esta comedia empezaron a circular copias manuscritas a partir de 1791. Fue enmendada y ensayada por los actores de la compañía de Ribera, y finalmente representada en el Teatro de la Cruz el 19 de mayo de 1804. Con La mojigata Moratín seguía con su análisis personal del problema de la educación femenina en sus repercusiones sociales.

El sí de las niñas

Artículo principal: El sí de las niñas
El sí de las niñas es una comedia que trata sobre Doña Paquita, una joven de 16 años obligada por su madre doña Irene a casarse con Don Diego, un sensible y rico caballero de 59 años. Sin embargo este ignora que Doña Paquita está enamorada de un tal 'Don Félix', quien en realidad se llama Don Carlos, y es sobrino de Don Diego. Con este triángulo amoroso como argumento se desarrolla la obra, cuyo tema principal es la opresión de las muchachas forzadas a obedecer a su madre y entrar en un matrimonio desigual y en este caso con una gran diferencia de edad entre los contrayentes.
La clave de la obra se encuentra en la contradicción que caracteriza a Don Diego en el tema de la educación de los jóvenes y la elección de estado: su práctica, su actuación, no concuerda con la teoría. Pide libertad para la elección de estado (una libertad negada entonces a los jóvenes), critica la falsa concepción de la autoridad por parte de los padres: comprende que ese falso autoritarismo es la raíz de muchos males; quiere que Paquita elija con libertad.
Pero en la práctica, don Diego, que es el protector de su sobrino Carlos, comete con él los mismos errores que critica en teoría. Esta contradicción entre la teoría y la práctica es el hilo que conduce la trama teatral.

La derrota de los pedantes

La obra en prosa más conocida de Moratín es La derrota de los pedantes, artificio alegórico, compuesto a la manera del Viaje del Parnaso cervantino, la República literaria de Saavedra Fajardo, o las Exequias de la lengua castellana de Forner: las Musas, ayudadas por los buenos poetas, arrojan del Parnaso a librazo limpio a los malos escritores. Muchas de sus burlas van contra los tópicos y variedades de los poetas de todo tiempo, pero otras muchas se dirigen contra autores concretos que se citan o que, por los datos aducidos, pueden reconocerse fácilmente. La cultura y el gusto artístico de Moratín hacen de la generalidad de sus juicios certeras definiciones, pero claro está que no puede faltar alguna estrecha interpretación propia del gusto de la época y de las ideas literarias del autor; así, por ejemplo, entre los libros que se disparan como «malos» se incluyen las comedias de Cervantes, el «Arte» de Gracián y no pocos poetas barrocos, como Jacinto Polo de Medina, Gabriel Bocángel, Villamediana y otros varios.

Obra poética

Tumba de Moratín en Madrid.
El tomo III de las Obras dramáticas y líricas de 1825 está dedicado a la lírica. Su obra abarca casi cincuenta años de dedicación a la poesía, que dieron como fruto poco más de un centenar de poemas: ciento nueve poemas seguros más uno atribuido recoge Pérez Magallón en su edición de las Poesías completas (Barcelona: Sirmio, 1995) de Leandro. Moratín es autor de un centenar de composiciones poéticas: nueve epístolas, doce odas, veintidós sonetos, nueve romances, diecisiete epigramas, «composiciones diversas», consistentes en ocho poemas líricos que se apartan de las modalidades tradicionales, dos traducciones y una elegía, el «romance endecasílabo» o «canto épico» en cuartetos La toma de Granada, y nueve traducciones de Horacio. Miembro de la Arcadia Romana con el nombre de Inarco Celenio, Moratín, en calidad de lírico, no puede ser considerado un poeta de originalidad y fantasía de primera fila. Sin embargo, no cabe duda que merece que se le sitúe cerca de los dos auténticos poetas líricos del siglo XVIII español, Manuel José Quintana y Juan Meléndez Valdés, y no entre los demás poetas de su tiempo, fundamentalmente mediocres. Sus preocupaciones en cuanto a la forma son la corrección, la armonía y el equilibrio expresivos, en una atmósfera neoclásica, como es lógico, pero veteada de una serie de matices de recogimiento y melancolía que se remontan a Horacio por una parte, y, por otra, a ciertos estados de ánimo del momento histórico y poético del autor. Leandro de Moratín no fue un retrasado poeta del XVIII español, ni un anticipo de vagas tonalidades románticas, sino un puro y fiel representante de ese auténtico resurgir del gusto clásico que coincide, en su plenitud, con los albores del romanticismo.
  • La toma de Granada (1779) es un poemita muy breve, en cuartetos endecasílabos no rimados, y en el que se canta la toma de Granada por los Reyes Católicos.
  • La Sátira contra los vicios. Donde Moratín se revela como batallador es, frente a los poetas de su tiempo, en la Lección poética. Sátira contra los vicios introducidos en la poesía castellana (1782), composición en tercetos de endecasílabos rimados. La Sátira se recrea fingiendo que aconseja a los poetas para que se expresen en los modos que, por el contrario, Moratín desprecia y rechaza en cuanto típicos de la poesía «barroca». Y lo hace a medida que desarrolla y hace una reseña del tema de la lírica, de la épica y de la dramática. En cuanto a la lírica, se detiene en los vicios de estilo, en las metáforas fuera de lugar, en la mezcla de arcaísmos ridículos con afrancesamiento de léxico y sintaxis, en los abusos de latinismos como ha sucedido en Góngora, etc.; en cambio, aconseja que se mire a Horacio como modelo. La Sátira ofrece el interés de ser, más que un intento de poesía lírica, un programa poético o, mejor dicho, estético-crítico: una especie de poética, en el sentido de lucha contra todo exceso, tanto de «contenido» como de «forma».
  • Las epístolas. Las nueve epístolas se inspiran en una amplia gama de temas y circunstancias. Tres de ellas están dirigidas al «Príncipe de la Paz»: la sinceridad del sentimiento de gratitud de Moratín hacia Godoy libera al poeta de toda sospecha de adulación. Otra, típicamente horaciana, va dirigida «a un ministro, sobre la utilidad de la historia». Otra epístola, a un amigo, le sirve de pretexto para reunir y burlarse de un centón de versos de poetas del grupo de Quintana. Tiene una en homenaje «a la marquesa de Villafranca» por el nacimiento de su primogénito, el conde de Niebla, a cuya precoz muerte Moratín habría de dedicar más tarde una oda. Escribe una epístola a don Simón Rodrigo Laso, «redactor del colegio de San Clemente de Bolonia», que es típicamente horaciana por el tema relativo a la índole de los hombres, siempre descontentos con el propio destino. También es horaciana la que dirige a Jovellanos, desde Roma, ciudad que el poeta toma como símbolo de la caducidad de las cosas humanas. Indudablemente, la epístola más feliz de todas, la que dedica «A Claudio», lleva el significativo subtítulo de «El filosofastro». Está inspirada por el temperamento satírico de Moratín y somete a una divertida caricatura a un inoportuno, don Ermeguncio, a mitad de camino entre el famoso inoportuno horaciano de la oda III y el don Hermógenes que Moratín crearía en La comedia nueva o el café.
  • Las odas. Uno de los resultados más felices de la imitación de Horacio en España lo constituye el conjunto de las doce odas de Moratín. Ya son interesantes de por sí a causa de la variedad de la versificación, que va desde los metros solemnes que hacen pensar en los clásicos hasta los modernos metros ligeros. Es muy amplia la gama de temas. Los hay muy cercanos al espíritu horaciano («A Nísida», «A los colegiales de San Clemente de Bolonia»). Otros temas son amorosos, o simplemente galantes (como «A Rosinda, histrionisa», y a la hermosa actriz María del Rosario Fernández, llamada «la Tirana»). Por último, también tiene odas inspiradas en otros sentimientos, como las que dedica a seres queridos desaparecidos, por ejemplo al padre, o ausentes, como a Jovellanos. Quizá pueda parecer más cerebral que espontánea la profesión de fe que le sirve de punto de partida a la oda más famosa, «A la Virgen… en Lendinara (estado veneciano», publicada precisamente en esta pequeña ciudad italiana en 1795, compuesta para doña Sabina Conti, la dama madrileña esposa del literato italiano Giovan Battista Conti.
  • Traducciones de Horacio. En la traducción de nueve odas de Horacio, lo que más sorprende, aparte la evidente preocupación formal, que se manifiesta también en la selección de los metros, es la identidad entre el pensamiento del poeta latino y el de Moratín en la visión de las cosas humanas: concordancia cuya sugestión se acrecienta por la diferencia de expresión entre la solemne compostura horaciana y la ligereza dieciochesca de Moratín. Horacio se halla presente, pero se advierte que es un Horacio transferido a un ambiente castellano muy distinto, a efectos expresivos, al de sus más fieles intérpretes españoles del Siglo de Oro, desde fray Luis de León hasta Francisco de Medrano.
  • Los sonetos. Desde el punto de vista formal, los sonetos corroboran la habilidad de Moratín en cuanto a facilidad y fluidez de versificación. Desde el punto de vista de los temas que trata, estos poemas abarcan una amplia gama, si bien una gran parte de ellos se inspiran en cosas o personas de teatro. Ora es la descripción de la belleza de una «histrionista», Clori. Ora el llanto por la muerte del aplaudido e «inimitable» actor Isidoro Márquez. Ora el elogio de una bailarina del teatro de Burdeos o el de la «saltatrix» Eliodora, que mucho dinero cuesta a quien deba mantener a una «hermosa de mi vida» como aquélla. O bien es la presentación del primer gracioso del teatro de Barcelona, Felipe Blanco.
  • Los romances. En los nueve romances volvemos a encontrar una amplia gama de temas: políticos, de polémica literaria, de asuntos personales, y de circunstancias.
  • Los epigramas. Muchos de los diecisiete epigramas son destellos de sátira, a veces feroz. Entre los personajes teatrales objeto de sus dardos, vuelve a aparecer Geroncio: es significativo el nombre de otros literatos de poca monta, como el que acabamos de nombrar. A su vez, también son significativos los títulos de otros epigramas, como, por ejemplo, los tres, delicadísimos y galantes, que dedica «a Lesbia, modista», o aquel otro «a una señorita francesa».
  • Composiciones diversas. Algunas de ellas tocan temas históricos, como la que se inspira en «La sombra de Nelson». Hay también traducciones, entre ellas la de un «sonetto pastorale in dialogo» del dieciochesco italiano Paolo Rolli.
  • La «Elegía a las Musas», «la obra maestra de Moratín», además de ser más lograda desde el punto de vista poético, es indudablemente la más significativa de esas composiciones. Lázaro Carreter afirma, y creemos que con toda razón, que en este último poema Moratín toca la cumbre de la lírica española. 

TRABAJADO POR MARIA FLORES LOBATON

tirso de molina
Sus padres eran humildes sirvientes del Conde de Molina de Herrera. Blanca de los Ríos sostuvo que Gabriel fue hijo natural del Duque de Osuna, pero esa tesis carece de fundamento y hoy está completamente desacreditada, ya que de ser cierta Tirso hubiera necesitado dispensa papal para entrar en la Orden de la Merced. Además, el Duque de Osuna era entonces muy viejo y se encontraba acreditado en Nápoles. Por otra parte, la partida de nacimiento que alega doña Blanca es prácticamente ilegible y hace nacer a Tirso en 1584. Luis Vázquez, en su «Gabriel Téllez nació en 1579. Nuevos hallazgos documentales», en Homenaje a Tirso, L. Vázquez, ed., Madrid: Revista Estudios, 1981, pp. 19–36, documenta que nació en 1579. Ninguno de sus enemigos contemporáneos, por otra parte, le achacó ese origen.

Tirso de Molina fue discípulo de Lope de Vega, a quien conoció como estudiante en Alcalá de Henares. El 4 de noviembre de 1600 ingresó en la Orden de la Merced, y tomó los hábitos el 21 de enero de 1601 en el monasterio de San Antolín de Guadalajara. Se ordenó sacerdote en 1606 en Toledo, donde estudió Artes y Teología y empezó a escribir; ésta fue la ciudad donde vivió más tiempo, y desde ella hizo viajes a Galicia (en 1610 ó 1611), a Salamanca (en 1619) y a Lisboa.

En 1612 vendió un lote de tres comedias, y se cree que ya había escrito antes una primera versión de El vergonzoso en Palacio; de 1611 es La villana de La Sagra; de hacia 1613, El castigo del penseque y la trilogía de La santa Juana, y de 1615 data Don Gil de las calzas verdes; todavía este año estrenó en el Corpus toledano el auto Los hermanos parecidos. Ya por entonces, si bien cultivaba también temas religiosos, sus sátiras y comedias le habían granjeado problemas con las autoridades religiosas, lo que lo llevó a retirarse entre 1614 y 1615 al monasterio de Estercuel, en Aragón. Quizá por ello apenas figura en el Viaje del Parnaso de Cervantes.

Entre 1616 y 1618 estuvo en Santo Domingo, en cuya universidad fue profesor de teología durante tres años y donde además intervino en asuntos de su Orden. Esto le permitió conocer numerosas historias de la Conquista que usaría más tarde en sus obras. De vuelta ya en 1618, se instaló en Madrid, donde entre 1624 y 1633 aparecieron las cinco Partes de sus comedias; estas «profanas comedias» causaron un gran escándalo y le costaron el destierro a Sevilla. En 1622 participó en el certamen poético con motivo de la canonización de San Isidro, pero en 1625 la Junta de Reformación creada a instancias del Conde-Duque de Olivares le castigó con reclusión en el monasterio de Cuenca por escribir comedias profanas «y de malos incentivos y ejemplos», y pidió su destierro y excomunión mayor si reincidiese.

A pesar de todo, Tirso de Molina siguió escribiendo y no se tomaron medidas mayores contra él al desinflarse las disposiciones moralizadoras del Conde-Duque; es más, en 1626 pasó a residir en Madrid y fue nombrado comendador de Trujillo, por lo que vivió en la ciudad extremeña hasta 1629, año en que volvió a Toledo y posiblemente a Madrid.

Entre 1632 y 1639 estuvo en Cataluña, donde fue nombrado definidor general y cronista de su Orden y compuso la Historia general de la Orden de la Merced. En 1639 el pontífice Urbano VIII le concedió el grado de maestro; sin embargo, los enfrentamientos con miembros de su propia Orden lo llevaron al destierro en Cuenca en 1640. Sus últimos años los pasó en Soria, en el Convento de Nuestra Señora de la Merced, en el que fue nombrado comendador en 1645. Murió en Almazán en 1648.

Aunque una de las obras que se le atribuyen ha tenido una enorme influencia en la cultura mundial como origen del mito de Don Juan, El burlador de Sevilla y convidado de piedra, en su tiempo la versión más conocida de la obra fue la versión primigenia, Tan largo me lo fiais, que según algunos críticos fue compuesta por el dramaturgo y actor Andrés de Claramonte, quien también podría ser el autor de La estrella de Sevilla.

trabajado por : francys kimberly tito chero

Tomás de Iriarte
 Tomás de Iriarte nació  en La Orotava, municipio español al norte de la provincia de Santa Cruz de Tenerife,  Canarias, en 1750.
 Se dedicó desde joven a la traducción de obras de teatro francés, y el Arte Poética de Horacio, en 1777.
 Escribió un poema escrito en silvas, "La Música", en 1779, donde expone su teoría poética. Escribió también las comedias "La señorita mal criada", en 1788 y "El señorito mimado" en 1790.
Con su creación Guzmán el Bueno (1791) introduce el monólogo dramático con acompañamiento de orquesta.

Pero este escritor y fabulista español es esencialmente conocido por sus "Fábulas literarias", que muchos críticos consideran de mayor calidad poética que las de Samaniego, en las que -a la vez- se realizan alusiones o sátiras a literatos de su época.
tomas de iriarte  murio en 1791 en madrid
realizado por la alumna:francys  tito chero

Félix María Samaniego

 
Provenía de familia noble y desde joven heredó cinco villas, fue director del Seminario de Nobles de Vergara y participó en la Sociedad Vascongada de Amigos del País.
 Perteneció a los grupos más importantes de la cultura de la ilustración. Viajó a Francia a conocer las ideas nuevas que por allá florecían, pero finalmente regresó a España. Dedicado a la música (tocaba muy bien el violín y la vihuela ) y la lite

ratura, era con su ingenio y rapidez de palabra satírica, el centro de entretenimiento de reuniones. Esto también le trajo ciertos problemas aparejados, pues  sus versos burlones y pícaros molestaron a más de uno, y hasta lo llevaron a juicio por causa de unos poemas satíricos.
 Fue un excelente fabulista ilustrado español, autor de las Fábulas morales (1781), destinadas a instruir a sus alumnos. Dichas Fábulas están formadas por una colección de 137 apólogos que reciben las influencias de Esopo, Fedro, La Fontaine y John Gay.
 En esa misma época, existió otro escritor español de fábulas, Tomás de Iriarte (1750-1791), con quien Samaniego mantuvo disputas y polémicas.
 
el si de las niñas
El sí de las niñas: El sí de las niñas, es una obra teatral de Leandro Fernández de Moratín ,estrenada el 24 de enero de 1806 en Madrid, España, y representada hasta la cuaresma de ese mismo.1 Moratín tenía escrita El sí de las niñas en 1801. Era la primera obra que escribía después de La comedia nueva, pues tanto El barón como La mojigata, estrenadas más tarde que aquélla, fueron escritas a finales de los años 80. Moratín tardó varios años en estrenarla. Dio a la escena sus producciones anteriores, y sólo después se decidió a publicar, en 1805, El sí de las niñas. Durante el mes de enero de 1806 ensaya la comedia con la compañía del Teatro de la Cruz. El día 24 de enero de 1806 se produce el estreno. El sí de las niñas no fue solamente un sonoro éxito de público: fue la obra de mayor aceptación de su tiempo y casi con seguridad el mayor acontecimiento teatral de todo el siglo. La obra se mantuvo en representación por veintiséis días seguidos y atrajo a más de 37.000 espectadores, cifra equivalente a la cuarta parte de la población adulta de Madrid. Al éxito en las tablas se sumó el editorial. A las cuatro ediciones de 1806 hay que sumar la de 1805, que, al parecer, no fue la única de aquel año. El éxito sin precedentes de El sí de las niñas supuso, paradójicamente, el abandono de la escena por parte de su autor. Los únicos textos que Moratín daría a la escena serían dos adaptaciones de obras del francés Molière: La escuela de los maridos y El médico a palos. El sí de las niñas, sin embargo, seguía levantando odios y entusiasmos por su mensaje claramente inspirado en la Ilustración y en un llamado a que la autoridad actúe conforme a los dictados racionalistas. En 1815, con la restauración del rey Fernando VII, la Inquisición española encontró motivos suficientes para prohibir esta comedia y La mojigata. La prohibición se renovó en 1823, de modo que durante cerca de veinte años los españoles se vieron privados de ver en escena la obra maestra de Moratín. Cuando se levantó la prohibición y la obra pudo volver a estrenarse, en 1834, lo hizo inclusive con cortes debidos a la censura. fragmento--- Francisca, muchacha educada en un convento, está prometida en matrimonio al casi sexagenario don Diego, por deseo de su madre, doña Irene. Don Diego espera en una posada la llegada de su prometida, que en realidad está enamorada del soldado que ella conoce como 'don Félix' y se siente obligada a obedecer a su madre, en contra de sus sentimientos. Cuando don Félix le dirige una carta, ésta cae en manos de don Diego, que descubre la relación y pide una confesión sincera de su prometida. Doña Irene insiste en imponer su autoridad, pero don Diego renuncia al compromiso. Al poco se descubre que el joven soldado en realidad se llama don Carlos, sobrino de don Diego, y ambos jóvenes reciben su consentimiento para casarse. Personajes La obra posee pocos personajes ya que la acción ocurre en un mismo lugar y en muy poco tiempo, estos son: Don Carlos es el sobrino de Don Diego. Contrasta su valor en la batalla y su timidez ante su tío Don Diego. Es un joven apasionado y valiente que no dudará en luchar por su amor contra Don Diego y contra la opinión de la sociedad. Paquita o Francisca no es capaz de demostrar sentimientos por su educación y esto la llevará a arriesgar el amor que siente por Don Carlos. Don Diego, de 59 años de edad y tío de Don Carlos, es el personaje que desencadena la acción porque está comprometido con Doña Paquita, mucho más joven que él. Se le puede considerar el verdadero protagonista de la obra y representante de la razón. Doña Irene, madre de Doña Paquita, representa un personaje estúpido y loco que refleja la autoridad de los padres de la época sobre sus hijos, exigiendo a su hija que se case con el adinerado Don Diego a pesar de no conocerlo en persona. Rita es la criada de Doña Irene. Simón es el criado de Don Diego. Calamocha, es el criado de Don Carlos. 
HECHO POR: BRENDA GARCIA LOPEZ